Tanto tiempo esperando en un diluvio eterno, a que te presentes con un suave andar. Pactando con el aire, rogándole que arrastrara tu aroma hasta mí. Hoy llego ese momento, llegaste tímidamente, con tus mejillas teñidas de rojo, y una risita nerviosa.
Cada hebra de cabello del sol, brillando arrodillada ante tu sonrisa. Y la preciosa ternura que irradiabas opacando la belleza del césped a nuestros pies. Paso tras paso, latido tras latido, suspiro tras suspiro, cada momento que llegaba, traía consigo una necesidad inmensa de abrazarte, de sentirte, de tenerte por fin conmigo.
Luego sin más, la arena vino cual intrusa, suavizando el peso de nuestros pasos, que cargaban con tu fuerza de voluntad, para decirme "no". Y en el mar de tu mirada, aguardaba impaciente la hora de oír tu susurro mezclado con el viento, confesándome tu amor.
Sintiendo tus labios contra los míos, olvide como se sentía el sufrir, no había en mi corazón espacio para tristes sentimientos, en ese momento todo era ocupado por felicidad y ternura, que danzaban con brío maravillando al público.
El tiempo nos espera, nos da mucho de el para que decidamos, disfrutémoslo al máximo.